La historia de guerras y conflictos entre Serbia y Kosovo parece de no acabar. Este domingo, las sirenas de alerta, las campanadas de iglesias y monasterios, sonaron tal y como lo hicieron en 1999 durante la Guerra de Kosovo.
La policía fronteriza bloqueó el cruce del puente de Serbia, y el ejército ha sido puesto en alerta máxima. El presidente dio un discurso de emergencia a la Nación, y no se descarta la posibilidad de una nueva Guerra.
La disputa se desató el pasado junio, cuando Pristina anunció que a partir del 1 de agosto, se prohibirían el uso de documentos de identidad y matrículas de Serbia en el territorio de Kosovo. Quienes entren con carnés de identidad emitidos por este país, recibirán un documento válido por 90 días para permanecer en el Estado kosovar.
El presidente serbio, Aleksandar Vucic, aseguró que el objetivo de Pristina es expulsar a los serbios del norte del país y desestabilizar la situación. Además, expresó que las medidas son contrarias a los acuerdos entre las dos partes logradas en el diálogo amparado por la Unión Europea (UE).
La antigua provincia serbia de Kosovo proclamó en 2008 la independencia, que Serbia no reconoce, y que ha sido apoyada por Estados Unidos y la mayoría de los socios de la UE, pero no por Rusia, China, India, Brasil o España, entre otros Estados.
