
Los representantes de la compañía ferroviaria Norfolk Southern, cuyo tren transportaba productos químicos y descarriló hace 13 días provocando un gran incendio, se retiraron de la reunión destinada a aliviar los temores de los residentes por las consecuencias naturales.
A pesar de las garantías de los funcionarios, muchos habitantes permanecen con miedo por los daños potenciales, que hasta ahora se ha comprobado afectaron a los humanos y a la vida silvestre por igual.
Miles de peces aparecieron muertos en los arroyos de la ciudad y varios habitantes aseguraron a los medios locales que sus mascotas se habían enfermado.
Además, muchos informaron de dificultades para analizar su agua, alimentando la desconfianza ante lo que ven como una respuesta ineficaz e inadecuada a la crisis.
La aparición de una nube tóxica alarmó a la población
Luego del descarrilamiento y desde un avión comercial, fue captada una nube de lluvia ácida tóxica que posee un radio de 200 millas y que resalta por su color ennegrecido en forma de hongo en medio de las nubes de vapor de agua.
Este desastre ecológico podría acarrear graves consecuencias para la salud de los seres humanos, provocando enfermedades tan letales como el cáncer en el cerebro, pulmón, hígado, linfoma, leucemia.